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DIA de la INGENIERIA ARGENTINA
“La ciencia puede divertirnos y fascinarnos, pero es la Ingeniería la que cambia el mundo.” Isaac Asimov
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El Consejo Directivo del Distrito I del Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires saluda, en el día en que se celebra el 150° Aniversario del nacimiento de la Ingeniería Argentina, a todos los colegas que con su legítimo accionar profesional, han sido, son y serán, los grandes generadores de los cambios que tienden a mejorar la calidad de vida de las personas, a su sostenibilidad y al uso y tratamiento racional de los recursos naturales.


En el año 1895, el Centro Nacional de Ingenieros, hoy Centro Argentino de Ingenieros, designó el 6 de junio como el “Día de la Ingeniería Argentina”, evocando la misma fecha de 1870, en que se le otorga el diploma de ingeniero civil a Luis Augusto Huergo, constituyéndose en el primer ingeniero graduado en nuestro país.

A diferencia de otros años, hoy, en el marco del aislamiento social preventivo y obligatorio que nos rige, nuestra recordación tendrá connotaciones muy diferentes a las acostumbradas. Nos faltará el saludo personal habitual, el abrazo, la reunión social, pero procuraremos afianzar todo aquello que nos une y nos hermana para que, desde cada uno de nuestros lugares de trabajo, seamos capaces de enfrentar los grandes desafíos que la pandemia nos presenta.


Los ingenieros sabemos que en todo tiempo de dificultades nuestra mayor tarea consiste en simplificar el problema, en buscar formas rápidas y viables para afrontar el reto que nos confronta y en saber utilizar de forma creativa y pragmática, los medios disponibles para que nuestra actividad profesional resulte más provechosa y útil ante la carga apremiante de la crisis.

Todo ello en definitiva, no es otra cosa que proponernos imitar el espíritu de Huergo para desarrollar la necesaria sabiduría que nos permita identificar y resolver problemas, sin claudicar, sin dejarnos vencer.


Ejemplo de ello fue su controversia por el proyecto del puerto de Buenos Aires que en un principio pareció una gran frustración y pocos años después se transformó en una enorme victoria con reconocimiento nacional e internacional. Una rápida mirada sobre la figura de Huergo nos lleva a reconocerlo como el primer ingeniero graduado en el país, pero su cohorte, bautizada como “Los Doce Apóstoles de la Ingeniería Argentina”, estaba integrada por hombres de la talla de Valentín Balbín, Santiago Brian, Adolfo Büttner, Jorge Coquet, Francisco Lavalle, Carlos Olivera, Matías Sánchez, Luis Silveyra, Zacarías Tapia, Guillermo Villanueva y Guillermo White, que también, mucho aportaron para el crecimiento del país.


La mayoría de ellos, obtuvieron sus títulos con tesis vinculadas a la integración de la población, la economía y el territorio nacional, con el claro objetivo de construir una Nación.


También en aquella época, el país se veía asolado por varias epidemias, (cólera, fiebre amarilla), y tesis como las de Valentín Balbín sobre “Aguas corrientes” o, la de Luis Silveyra sobre “Vías públicas de la ciudad de Buenos Aires”, se orientaban a garantizar la habitabilidad y salubridad de las grandes ciudades.
Guillermo White, que daría su nombre al puerto de Bahía Blanca, trabajó en la provisión de agua potable y el propio Huergo realizó trabajos de salubridad en Córdoba y Asunción.


La obra del Ing. Luis Augusto Huergo fue fecunda y no se agotó en su enfrentamiento con Eduardo Madero y la firma de los ingenieros ingleses Hawkshaw, Son & Hayter por la cuestión del puerto de Buenos Aires. Por el contario, muchas y variadas exitosas actividades jalonaron su trayectoria humana, profesional y cívica. En 1870, viajó a Inglaterra para contratar la construcción de 120 puentes, cuyo armado en nuestro país él mismo dirigió. Participó en el proyecto del ramal inicial del Ferrocarril Pacífico, entre Buenos Aires y Villa Mercedes, San Luis. En 1888 fue consultado por el Ministro de Gobierno de Córdoba con motivo de la construcción del dique de San Roque. Colaboró con los ingenieros Guillermo Villanueva y Luis Luiggi, en el diseño y construcción del puerto militar, Puerto Belgrano. En el exterior, proyectó las obras del puerto y de salubridad de Asunción, Paraguay. Fue diputado y senador provincial, ocupando el cargo de ministro de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires. Profesor y decano, por tres periodos, de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, fue cofundador y presidente de la Sociedad Científica Argentina.


En sus últimos días se ocupó del tema petróleo, luchando con uñas y dientes para defender ese patrimonio que pocos entendían. Considerado un precursor de la creación de YPF, dedicó los últimos esfuerzos de su vida a la función de Presidente Honorario de la Comisión Administrativa de los Yacimientos de Petróleo de Comodoro Rivadavia El ingeniero Luis Augusto Huergo murió en Buenos Aires el 4 de noviembre de 1913.


Un excelente resumen de lo que fue Huergo quedó plasmada en esta frase de Centro de Estudiantes de Ingeniería, a pocos días de su muerte:
“Fue un gran ingeniero, fue un gran hombre de gobierno, fue un gran patriota; pero más, mucho más que todo ello: fue un gran hombre. Todos lo veneraban. Su nombre equivalía a una enseña, a una bandera; entre los profesionales era el maestro; entre los estudiantes era casi el padre; por ello fue su muerte tan sentida”.
Poco o nada mas podría agregarse para describir a un verdadero paradigma como lo fue y lo es el Ing. Luis A. Huergo, pero como en un círculo, en este caso virtuoso, donde se confunden principio y final, resulta oportuno recordar el último párrafo de su tesis de graduación, versada en temas de vías de comunicación, graduación con la que se dará inicio a la Ingeniería Nacional.


“Para concluir, señores, estos desaliñados apuntes, que tan benevolentes habéis escuchado, diremos que en manera alguna nos animó al confeccionarlos la idea de presentar un trabajo de interés científico; sino simplemente contribuir en nuestra modesta esfera con datos que a falta de otros méritos tendrán el de la oportunidad, hoy que el Gobierno pone de manifiesto la atención que dedica á este ramo, ordenando se proyectó un plan general de caminos, sirviendo de base los existentes: solo así podrá combinarse una red económica y armoniosa que impedirá en adelante la existencia de esos parásitos, que además de la vida miserable que les está reservada, arruinan la de los hilos principales á que se adhieren.”


Buenos Aires, Mayo 29 de 1870.
Luis A. Huergo.


Agradecemos el aporte histórico del Ing. Osvaldo Martinez.


¡¡¡MUY FELIZ DIA DE LA INGENIERIA ARGENTINA!!!

Junio 2020

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